China intensifica la censura religiosa digital y limita la enseñanza bíblica en línea

por Alejandro Villegas
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Pekín. El gobierno de China ha anunciado nuevas regulaciones que refuerzan el control estatal sobre la actividad religiosa en internet, afectando directamente a la iglesia cristiana y a otras confesiones de fe.

Las disposiciones, publicadas por la Administración Nacional de Asuntos Religiosos, prohíben la publicación de contenido religioso en redes sociales personales, transmisiones en vivo y foros digitales, además de restringir la enseñanza de lecciones bíblicas a niños y la organización de grupos juveniles en línea.

Según la traducción realizada por la revista Bitter Winter, el Artículo 5 establece que solo las organizaciones religiosas registradas y con licencia especial podrán predicar o impartir educación bíblica en internet. Al mismo tiempo, se prohíbe la participación extranjera en actividades religiosas digitales, lo que las autoridades califican como “infiltración religiosa extranjera”.

De manera aún más estricta, el Artículo 10 prohíbe al clero impartir enseñanza religiosa a menores y utilizar inteligencia artificial con fines de evangelización.



Una medida que preocupa a la iglesia


Diversos analistas advierten que estas nuevas regulaciones representan un paso más en la censura religiosa digital y podrían ser una de las medidas más invasivas tecnológicamente hasta la fecha.

Aunque el cristianismo en China ha crecido en los últimos años, este tipo de restricciones apunta a limitar la expansión de la fe y controlar cualquier forma de enseñanza bíblica fuera del marco aprobado por el Estado.



Reflexión cristiana


Para la iglesia evangélica, estas noticias recuerdan las palabras de Jesús: “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán” (Juan 15:20). La Biblia enseña que en los últimos tiempos la fe sería probada y muchos sufrirían por causa del evangelio.

Las restricciones en China son un llamado a la iglesia mundial a no dar por sentada la libertad religiosa, a orar por los creyentes perseguidos y a mantenerse firmes en la fe, recordando que “la palabra de Dios no está presa” (2 Timoteo 2:9).

En medio de la censura y la oposición, la luz de Cristo sigue brillando, y la promesa del Señor permanece: “Yo edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).

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