El activista nicaragüense Mauricio Alonso Prieto murió bajo custodia el 25 de agosto de 2025, según informó el Instituto de Medicina Forense a su familia. Prieto había sido detenido más de un mes antes, el 18 de julio, durante un operativo de seguridad en Jinotepe, Carazo, que incluyó la captura de varios pastores evangélicos y líderes de la comunidad cristiana.
Entre los arrestados se encontraba el pastor Rudy Palacios Vargas, fundador de la asociación La Roca de Nicaragua, junto a miembros de su familia. Todos permanecieron incomunicados por varios días y luego fueron trasladados a la cárcel conocida como “La Granja” en Granada, donde enfrentaron audiencias virtuales con cargos de traición a la patria y conspiración.
Denuncias y reacciones internacionales
La organización Christian Solidarity Worldwide (CSW) denunció que la muerte de Prieto representa una grave violación de derechos humanos y pidió al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo una investigación transparente, la liberación inmediata de los detenidos y una reparación integral para la familia del activista.
Anna Lee Stangl, directora de incidencia de CSW, expresó:
“Exigimos al gobierno nicaragüense que aclare las circunstancias de esta muerte y cese la persecución contra líderes religiosos y sociales”.
Represión contra iglesias en Nicaragua
El caso de Prieto no es aislado. En los últimos meses, el gobierno ha intensificado la represión contra comunidades de fe, tanto católicas como evangélicas. Se han reportado cierres de templos, expulsión de misioneros extranjeros, incautación de bienes e intimidación constante a pastores y líderes cristianos.
De acuerdo con analistas y organizaciones de derechos humanos, estas acciones buscan controlar y silenciar a las iglesias, que históricamente han jugado un papel importante en la defensa de los derechos ciudadanos y la denuncia de injusticias.
Contexto regional y preocupación creciente
Lo ocurrido en Nicaragua se suma a una lista de casos en los que la libertad religiosa y el activismo político se ven criminalizados. Diversos observadores internacionales han advertido que esta represión podría incrementar la tensión social y el aislamiento diplomático del país.
El fallecimiento de Mauricio Alonso Prieto, tras semanas en detención, se convierte en un nuevo símbolo de la persecución contra líderes evangélicos y defensores de derechos humanos en Nicaragua.
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