Quita el maquillaje; remueve los filtros; viste el cuerpo con modestia para que no sea una distracción a tus ojos. Y luego, siéntate y ten una larga conversación con ella. En su discurso, verás su verdadera nobleza.

– Mentes educadas, producen discusiones provechosas.
– Mujeres bien leídas, pueden cautivar con su discurso.
– Almas templadas, hablan palabras agraciadas.
– La belleza interna, hermosea el rostro.

Lo sé, lo sé: ¡esto no es lo que demanda el mercado! ¡Queremos senos grandes y traseros operados! En nuestra cultura materialista presente, una mujer está ahí para ser vista y desnudada, no para ser escuchada y realmente valorada.

Pero, hombre, te digo la verdad: la belleza externa, se esfuma con el tiempo; además, no será suficiente para mantenerte apegado a ella. Pero la belleza interna, aumenta con el tiempo, y si eres sabio, te hará un mejor hombre.

Y mujer, recuerda esto: la vulgaridad podrá traerte más popularidad; pero la sabiduría te traerá más alegría a la larga. Mírate en el espejo del alma: ahí está tu verdadero valor.