En la vida de cada pecador que se convierte y nace de nuevo opera una milagrosa obra de gracia. Es el trasplante consciente de la naturaleza divina a su corazón por medio de la fe en Jesucristo. Es una experiencia tan abrumadora que es probable que la persona estalle de felicidad. Podrá gritar como lo hizo Jacob: «Dios está en este lugar y yo no lo sabía». ¿Qué es lo que ocurrió? ¿Qué fue lo que marcó la diferencia? ¿Qué le fue restaurado?  

No la presencia de Dios sino la presencia consciente de Dios. ¿Qué es lo que hace que el cielo sea el cielo? La inmaculada e ininterrumpida presencia de Dios.¿Qué hace que el infierno sea el infierno? La ausencia de la consciencia de la presencia de Dios. 

Esa es la diferencia entre una reunión de oración y un baile. La inmaculada presencia de Dios llena los cielos y la tierra, conteniendo el cielo y la tierra, presente en todas partes. En la reunión de oración una ancianita se arrodilla y dice: «Oh, Jesús, donde están dos o tres congregados en tu nombre, tú estás allí». Dios está allí. En el salón de baile, se avergonzarían si la presencia de Dios se hiciera manifiesta.  

Mi conversión es la implantación de la vida divina en este pecador arrepentido. 

Sin límite océano de amor y salvación, 

Jesús, desde el cielo, nos trajo redención, 

Su sangre preciosa él derramó por mí, 

Y fluye por todos, y fluye por mí. 

William Booth1829-1912) 

Querido Padre celestial, el milagro de la gracia ha obrado en mi vida, llevándome a la comunión contigo. ¡Te alabo por mi salvación sin límite! 

Por medio de Jesucristo mi Señor, amén.  

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Mi búsqueda diaria por A. W. Tozer. 

Originally posted 2024-08-01 10:08:36.