1. No se puede cuestionar al líder: su palabra es definitiva y no está abierta a la crítica. Todas las sectas se derivan de la autoridad y carisma del líder: es un culto a la persona, no a la verdad.
1. No se puede cuestionar al líder: su palabra es definitiva y no está abierta a la crítica. Todas las sectas se derivan de la autoridad y carisma del líder: es un culto a la persona, no a la verdad.
2. Hay una ruptura total con la historia de la Iglesia: hay una total ignorancia de los padres de la Iglesia, de hecho, incluso son vistos como “enemigos” y “falsos maestros”. ¿Y por qué es eso? Porque cada secta se ve a sí misma como la única receptora de la verdad: ellos y sólo ellos tienen la “revelación secreta”. He aquí otra marca distintiva de una secta.
3. Niegan o en alguna medida modifican las dos doctrinas fundamentales de la Fe Cristiana: la Santísima Trinidad y la Unión Hipostática de Cristo. Desde los días de los Apóstoles hasta nuestros días, todas las sectas, en última instancia, tienen un problema con el Dios de la Escritura que se revela en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. O tienen un problema con la Persona de Cristo: es decir, con Su verdadera deidad o Su verdadera humanidad (o ambas). Ya sean gnósticos, maniqueos, docetistas, arrianos, sabelianos, nestorianos y cualquier otra secta herética, siempre se reduce a estas dos verdades fundamentales. Cuidado, porque vienen con palabras sutiles y vestidos de piedad.
4. Tienen fuentes extra-bíblicas de revelación infalible. Ya sean sueños, visiones privadas, otros libros sagrados o autoridades eclesiásticas incuestionables, ellos creen que además de las Sagradas Escrituras, hay otras fuentes de revelación igualmente válidas y vinculantes para todos los creyentes. Esta es la fuente última de toda herejía: ficciones de los hombres elevadas al grado de Palabra inspirada. El fundamento es uno solo, y ya está puesto: los Santos Profetas y Santos Apóstoles, siendo Cristo la piedra angular (Efesios 2:20). El Canon Sagrado ha sido completado, esta es la Fe dada de una vez para siempre a todos los santos, y debemos conservarla y defenderla (Judas 1:3).
5. Todo se reduce a algún tipo de simonía. ¿Qué es la simonía? La compra y venta de dones espirituales a cambio de bienes materiales. ¿Quieres la bendición de Dios? Tienes que comprarlo con dinero. ¿Quieres la seguridad de tu salvación? Tienes que “sembrar con tu cartera”. Cuanto mayor sea “la semilla financiera”, mayor será la “recompensa eterna”. Es todo un esquema Ponzi, donde los líderes de arriba se enriquecen y los seguidores ciegos de abajo se empobrecen: espiritual y materialmente. Toda secta, en definitiva, se mueve por un vil y antiguo impulso: la avaricia. Hombres falibles detrás del poder, del oro y el control sobre los demás. En palabras del Apóstol San Pedro: “y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas” (2 Pd. 2:3).
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Así que, ¡cuidado mis amados hermanos! Porque los lobos raramente muestran sus colmillos, cuando vengan a ustedes, vendrán a ustedes como “ministros de justicia” y “apóstoles de Cristo” (2 Corintios 11:14-15). ¡Preserven la Unidad en la Sana Fe! ¡Sean de una sola mente en Cristo el Señor! ¡Amad la Hermandad y perseveren en la doctrina de los Apóstoles!
– Efesios 4:1-6:
“Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor, esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también vosotros fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos”.
Gracia y paz.
*Pastor Enior Josué*
Originally posted 2023-02-07 10:43:40.
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