La Biblia enseña que Dios es un Dios de justicia. De hecho, “todos sus caminos son rectitud” (Deuteronomio 32:4). Además, la Biblia apoya la noción de la justicia, pero en el sentido bíblico de la palabra, en la cual se muestra el interés y el cuidado personal de los pobres y afligidos (Deuteronomio 10:18; 24:17; 27:19). La Biblia a menudo hace referencia a la ayuda individual de huérfanos, a las viudas y los extranjeros, esto es, la gente que no era capaz de valerse por sí misma, o no contaba con ningún sistema de apoyo.

Sin embargo, la noción cristiana de la justicia es diferente a la noción contemporánea de la justicia social. Las exhortaciones bíblicas para cuidar de los pobres, son más individuales que sociales. En otras palabras, cada cristiano es exhortado a hacer lo más que pueda por ayudar a “los más necesitados”. Las bases para tal mandato bíblico, se encuentra en el segundo de los principales mandamientos – “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39). La noción actual de la justicia social, reemplaza lo individual por lo gubernamental, lo cual, a través de los impuestos y otros medios, redistribuye la riqueza. Esta política no provoca el dar por amor, sino el resentimiento de aquellos que ven que se les roba su riqueza ganada con gran esfuerzo.

Argentinos haciendo cola para recibir ayuda económica del Estado
Hacer justicia (por ej., justicia bíblica, no el sustituto secular) junto con misericordia amorosa y caminar en humildad con Dios son virtudes esenciales. Esos son los principales deberes prácticos que le incumben a cada creyente (Miqueas 6:8). Quejarnos constantemente de que somos víctimas de la injusticia, mientras que juzgamos a otras personas culpables de pecados que ni siquiera podemos ver, es antitético del Espíritu de Cristo. Como cristianos, cultivemos el fruto del Espíritu, las cualidades nombradas en las bienaventuranzas, las virtudes trazadas en 2 Pedro 1:5-7 y las características del amor enlistadas en 1 Corintios 13. Cualquier noción de equidad moral que omite o minimiza esas cualidades justas no tienen derecho para nada a ser llamada “justicia”.
Nuestro Dios es un Dios de justicia. Como explica el teólogo Wayne Grudem en su Teología Sistemática: «La justicia de Dios quiere decir que Dios siempre actúa de acuerdo con lo que es recto y Él mismo es la norma final de lo que es recto» (p. 210). Por eso Moisés podía cantar: «¡La Roca! Su obra es perfecta, porque todos Sus caminos son justos; Dios de fidelidad y sin injusticia, justo y recto es Él» (Dt 32:4). Dios es justo y el parámetro mismo de justicia. La justicia es un atributo comunicable de Dios, es decir, un atributo que comparte con Sus criaturas, los seres humanos, y que, por lo tanto, debemos imitar. Entonces, así como Dios es justo, los seres humanos pueden y deben ser justos, no solo los cristianos. El apóstol Pablo dice: «Porque cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por instinto los dictados de la ley, ellos, no teniendo la ley, son una ley para sí mismos» (Ro 2:14). En este pasaje se argumenta que todos las personas tienen conocimiento natural de lo que es bueno y malo, al menos en líneas generales. Este es el origen de la ética, la ley moral y la justicia humana.

Si hablamos de injusticias, nuestro Señor Jesucristo experimentó muchas, en especial durante los días previos a Su crucifixión. A la luz de estas verdades sobre la justicia de Dios y de Su Hijo, debemos sentirnos con ánimo para caminar por sendas de justicia. Si quieres que la injusticia de este mundo disminuya, empieza en tu propia vida: practica la justicia que Jesús te dio.
Finalmente, los cristianos debemos ser centinelas que vigilan doctrinas falsas que nos pueden mover de la verdad. La forma principal de hacer esto es conociendo la verdad. Debemos conocer la Palabra de Dios y a Cristo, de tal forma que cuando nos presentan falsos evangelios, nos sea fácil poder identificarlos. A la vez, debemos estar alertas a las tendencias culturales para así identificar las doctrinas falsas que le están enseñando a nuestros hijos y familias en las escuelas, o a través de la industria del entretenimiento, la cultura, la prensa o los medios.
Extracto del artículo: https://www.defensiofidei.org/articulo/la-justicia-y-la-injusticia-social-a-la-luz-de-la-biblia
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