Esta pregunta aparece en un momento transformador en Marcos 10:47-52, cuando Jesús se encuentra con Bartimeo, un ciego que clamaba desde el borde del camino. Imaginen la escena: Bartimeo escucha que Jesús pasa y grita: “¡Hijo de David, ten misericordia de mí!” (Marcos 10:47). La multitud intenta silenciarlo, pero él insiste. Jesús se detiene, lo
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