Introducción: Es la tercera oportunidad que el Señor dice en este Sermón: “no se afanen”. Y al concluir la enseñanza sobre la manera de vivir delante de Dios la vida justa, asumiendo la vida con una perspectiva centrada en Dios, el Señor no solo enfatiza lo que ha venido diciendo hasta ahora, sino que amplía
Introducción:
Es la tercera oportunidad que el Señor dice en este Sermón: “no se afanen”. Y al concluir la enseñanza sobre la manera de vivir delante de Dios la vida justa, asumiendo la vida con una perspectiva centrada en Dios, el Señor no solo enfatiza lo que ha venido diciendo hasta ahora, sino que amplía las implicaciones del afán y la ansiedad. “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”. ¿Por qué nos dice esto el Señor?, ¿será que somos olvidadizos, será que no prestamos mucha atención a sus palabras, será que debemos aprender algo más?. Pues bien, esta enseñanza de hoy viene ligada a la presentada en los versos anteriores. El Señor nos ha argumentado las razones de su mandamiento de no tener afán o ansiedad por absolutamente nada en esta vida que consideramos importante, y a veces indispensable para nuestra vida aquí y ahora. Dios cuida de las aves y las flores, pero sus hijos son más valiosos y de mayor estima, por tanto hará mucho más por sus hijos. Es insensato afanarse, “pero…”, tal vez pensamos que el Señor tiene razón y debemos estar más tranquilos hoy y acallar nuestra alma en él, ¿pero qué hay de mañana, qué del futuro?, ¿cómo controlar lo que pueda pasar, cómo enfrentar lo que nos pueda venir?. El Señor nos dice:
I. No se afanen por el día de mañana
“Así que, no os afanéis por el día de mañana”, si en verdad creen que son Hijos de Dios, que Dios está con ustedes, que dependen por completo de él, si saben que cuida de las aves y por lo tanto cuidará también de ustedes, entonces no se afanen por el día de mañana. No se dejen atormentar por pensamientos angustiosos de lo que pueda suceder
A. No se angustien por el futuro
Dedíquense a su vocación, a su labor diligentemente, siembren, recojan y almacenen, pero siempre tengan como prioridad el reino de Dios y su justicia, sabiendo que su futuro está en las manos de Dios, Sal. 31:15. No importa lo que venga mañana, no lo sabemos, pero Dios sí lo sabe y sí lo controla todo, no hay necesidad de angustiarse pensando si mañana también podrá sostenerme, si también podrá darme paz, si podrá librarme. Nada hay imposible para Dios, y en él no hay mudanza ni sombra de variación. Él es digno de toda confianza, porque él es fiel a su verdad, él cumple todo lo que promete. Así que
B. No se depriman por lo pasado ni lo futuro
No desperdicien su tiempo valioso lamentándose en el pasado, el día de ayer no volverá, no puedes hacer nada para cambiarlo, pero tampoco te angusties por el futuro, porque el día de mañana no está bajo tu control, aún tus mejores planes pueden ser trastornados o confirmados por Dios, él sabe lo que realmente es mejor para ti. Dios te ha regalado el día de hoy para que lo vivas para su gloria, Sal. 95:7, para que te refugies en él, 2 Cor. 6:2. Mañana si Dios quiere tendrán otro día, pero
C. No tengan miedo del mañana, Dios es el mismo siempre
El Dios que estuvo con ustedes ayer, y que está con ustedes hoy, lo estará también mañana, Sal. 48:14, el que te ha sostenido desde que estabas en el vientre, te llevará también hasta las canas, Is. 46:4. ¿Pero entonces por qué no le crees a Dios a pesar de todas sus promesas?, ¿por qué te afanas por el mañana como si Dios no existiera, como si él no fuera suficiente para ti?. ¿Por qué tienes temor de lo que pueda ocurrir mañana si tu vida está escondida con Cristo en Dios (Col. 3:3)?, ¿Por qué andas con los nervios alterados, con dolores en todo tu cuerpo a causa de la angustia y la ansiedad, si Dios no te ha dejado, Dios no se ha alejado de ti?, Dios no miente, y nunca falla, no dudes de él, no te afanes por el día de mañana.
II. Mañana traerá su propio afán
“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán”. Las fuerzas que Dios te ha dado hoy, son para hoy, mañana dará una nueva provisión, nunca ha dejado Dios a su pueblo, y nunca dejará de tener misericordia de los suyos. Incluso, muy a pesar de nuestras rebeliones, él nos corrige y disciplina, pero jamás aparta su misericordia, meditemos un momento en las palabras del profeta Jeremías cuando vio la desolación de su pueblo, y la cautividad de su nación, Lm. 3. Aunque Dios permita la aflicción en su pueblo, nunca decaen sus misericordias, aunque pasemos por el agua o por el fuego, él prometió estar con nosotros, no podemos controlar el mañana, sólo Dios puede hacerlo, y él no nos abandonará porque nos dio a su único Hijo para que llevara todos nuestros pecados en la cruz, para que hoy podamos tener esperanza, y al llegar el mañana, sigamos teniendo la misma bendita esperanza, Heb. 13:8. Mañana nos enfrentaremos a otras cosas, tal vez a tentaciones fuertes, tal vez a pruebas difíciles, tal vez a la muerte y el dolor, pero que no se nos olvide que un día como hoy Él resucitó, la tumba está vacía, y porque Él vive nosotros también viviremos, Jn. 14:19, porque el venció, nosotros también venceremos en él, Jn. 16:33. Si no quieres temer el mañana, mira a Cristo hoy, confía en él hoy, él es tu única esperanza para que la angustia del futuro no destruya tu alma. Pueblo de Dios, ¿si no tenemos que afanarnos entonces por nada, ni siquiera por el mañana, qué nos manda el Señor hoy?, vamos a nuestro tercer punto.
III. Vivan hoy delante de Dios
“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”. Entréguense a Dios hoy, coloquen todo su empeño en vivir para su gloria hoy. No se den a ningún extremo como algunos han hecho. Unos han creído que no deben proveer para el futuro y no trabajan, no ahorran, o tratan de servir a Dios esperando siempre que él actúe de manera extraordinaria sin los medios establecidos para otorgar su bendición, como el trabajo y el aporte de cada hermano que hace parte del cuerpo de Cristo para el avance de su obra. Otros por el contrario, han caído en un activismo y ansiedad por conseguir estas cosas como si Dios no les concediera los dones y capacidades para logar la provisión necesaria y se llenan de angustia por estas cosas. El Señor nos llama a hacer los esfuerzos legítimos en cada área de nuestra vida, aplicando la fe que nos ha dado en cada momento, así nos dice
A. Sirvan a Dios hoy
Es decir, cada día, confiando en la provisión diaria que el Señor le da para ello, por eso en unión al pueblo cristiano debe orar “el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. Y no solo les dará el pan, sino todo lo necesario para ofrecer un servicio adecuado al Señor. Dios no le pedirá que haga todo de una vez, paso a paso irá creciendo en la gracia y el conocimiento de Cristo, cada día podrá servir en la media de sus fuerzas, dones y capacidades. Pero hágalo hoy, y si Dios le da el poder vivir mañana, le dará las fuerzas necesarias para que también le pueda servir mañana. No se afane por querer hacer todo de una vez, Dios no tiene prisa, así que avancemos en este camino, como dicen algunos, sin prisa, pero sin pausa. Día a día, confiando en el Señor, dejando el pasado atrás, y confiando el futuro a Dios.
B. Disfruten la bendición de Dios hoy
El pueblo en el desierto cada día recogía el maná, cada día era alimentado por Dios, Ex. 16:15-30, 35, cuarenta años fueron sustentados providencialmente por Dios en el desierto para que sepan que de todo lo que sale de la boca de Dios vivirá el hombre. Sabemos que el verdadero pan que nos da vida es Cristo, que él es nuestra provisión diaria, todos los días él es nuestro perdón, nuestra sabiduría para vivir delante de Dios, nuestra justificación, nuestra santificación y redención. 1Cor. 1:30. Disfrutemos la buena noticia del perdón de pecados cada día, de nuestra nueva vida en Cristo, Ef. 1:3, y anhelemos su venida cada día, proclamemos su mensaje cada día, vivamos para su gloria cada día, Ap. 22:11-17. Hermanos
C. Recuerden los que son
Son hijos de Dios, que por su gracia, por medio de Cristo han sido declarados justos, y son llamados a vivir una verdadera vida justa delante de Dios tal como en este sermón del monte Cristo nos está enseñando. Recordemos además lo que decía el salmista, Sal. 37:25 “Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan”. Y como ese mismo salmista decía a su misma alma la verdad de Dios, digamos nosotros también a nuestra alma: “¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío” (Sal. 42:5). Practiquemos la fe, hablemos a nosotros mismos acerca de la fe que tenemos en Dios en cada momento de nuestra vida. Cuando nos sintamos tentados a angustiarnos, a deprimirnos, o a no creer las promesas de Dios, preguntémonos ¿qué pasa con nuestra fe, qué razón tenemos para dudar de Dios?, y al ver que no hay ninguna, acallemos nuestra alma en el Señor.
Conclusión
No tiene sentido afanarse por el día de mañana, vivamos el día a día delante de nuestro Dios, sembremos, cosechemos y almacenemos sin angustia o ansiedad, apartando de nuestra mente pensamientos equivocados acerca del futuro, esperando por completo que el mañana está en las manos de nuestro Dios. No nos dejemos oprimir de las preocupaciones, de los miedos por el mañana, hagamos nuestra tarea hoy de buscar el reino de Dios y su justicia, y aun mañana veremos que Dios dará todas las añadiduras que en algún momento fueron objeto de preocupación. He aquí el día de salvación, hoy entreguemos nuestra vida por completo a Cristo, y descansemos en sus poderosas y cariñosas manos, hagámoslo hoy, mañana, y por la eternidad, viviendo en su presencia de día en día. Oremos.
De “Notas del Evangelio”. Alguos estudios y sermones. WordPress.Giovanny Orozco
Originally posted 2024-09-14 05:19:23.
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