Pablo contrasta la vida en el Espíritu con la vida bajo la ley judía. Pablo dice que los creyentes han recibido un “espíritu de adopción” como hijos de Dios, en vez de “un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor” (Ro 8:15). Todos los que son de Cristo (Ro 8:9–10) ahora son hijos adoptados de
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